sábado, 3 de mayo de 2025

🎗️ Presentación de Verónica – Testimonio de Vida y Esperanza para ONCONATUR



Hoy tenemos el honor de contar con una mujer extraordinaria: Verónica, a quien muchos conocen simplemente como Vero. Su historia no solo es la de una superviviente del cáncer de mama —una vez, y luego otra— sino la de alguien que, frente al miedo, eligió el coraje. Frente al dolor, eligió la gratitud. Y frente a la incertidumbre, eligió la vida con conciencia, con amor, y con una fuerza serena que inspira.

Vero ha recorrido un camino intenso y transformador, en el que no solo enfrentó la enfermedad, sino que renació con una mirada aún más profunda hacia lo natural, lo esencial, y lo verdaderamente importante. Su testimonio nos recuerda que no hay una única manera de atravesar el cáncer, pero sí hay una manera de salir de él más fuerte, más auténtica, más libre.


1. Vero, ¿Quién eres tú detrás de todo lo que haces hoy? 

Soy una mujer muy normal, sencilla, que ama la naturaleza, lo natural, y que ha pasado por muchas cosas que la han hecho más consciente. Me llamo Verónica, pero muchos me dicen Vero. Hoy me dedico a promover una vida saludable, a emprender con productos naturales como el aloe vera y a formar equipos en venta directa, pero todo eso llegó después de un proceso duro, intenso y transformador: tuve cáncer de mama en dos ocasiones. Y aunque suene raro, puedo decir que fue una parte importante de mi camino. 

2. ¿Cómo fue enterarte la primera vez? ¿Qué sentiste? 

Fue como si alguien me apretara el freno de mano en seco. Te cambia todo. Te lo cuestionas todo. Recuerdo que me sentía mal desde hacía un tiempo, pero cuando te dicen “es cáncer”, no hay preparación que valga. Se te cae el mundo durante unos minutos, pero después aparece algo dentro que te dice: “Bueno, pues vamos a por ello”. Al menos eso me pasó a mí. Siempre he sido muy positiva, y creo que eso me salvó. 

3. ¿Y la segunda vez? 

Porque una ya es dura, pero dos... La segunda vez fue más difícil. No por el diagnóstico en sí, sino por el cansancio emocional. Ya sabes a lo que te enfrentas, y eso da miedo. Sientes que no es justo, que ya habías pasado por eso, que ya habías “aprendido la lección”. Pero el cáncer no entiende de tiempos ni de merecimientos. Así que respiré hondo, me agarré fuerte a mi pareja, que fue mi gran apoyo, y empecé otra vez. Con miedo, sí, pero también con coraje. 

4. ¿Qué fue lo más duro de todo el proceso? 

Lo físico, por supuesto, es duro. Verte cambiar, debilitarte, depender de otros. Pero para mí, lo más complicado fue el exceso de gente alrededor. Todos querían ayudar, pero a veces tanto ruido te agobia. Yo necesitaba silencio, calma, mi espacio. Si me volviera a pasar, lo viviría de forma más aislada, más hacia adentro. En ese momento, me costó decirlo, porque sentía que debía estar agradecida. Pero no todo el mundo entiende que “estar” no siempre significa hablar, preguntar o hacer. A veces, simplemente con respetar el espacio, ya estás acompañando. 

5. ¿Quién fue tu mayor apoyo? 

Mi pareja. Sin duda. Estuvo ahí en los días buenos, en los días horribles, en los silencios, en las lágrimas, en todo. Nunca intentó “arreglarme” el ánimo, simplemente se quedó. Y eso fue todo lo que necesitaba. También me apoyé mucho en mi forma de ser: soy positiva por naturaleza. Siempre trato de ver lo bueno dentro de lo malo, aunque sea una chispa. Esa chispa la agarré y no la solté. 

6. ¿Qué cambió en ti después de vivir el cáncer? 

Cambiaron muchas cosas… Aunque yo ya venía de un camino de conciencia: me había formado en naturopatía, en estética natural, en quiromasaje… siempre me ha apasionado todo lo relacionado con el bienestar natural. Pero vivir dos veces un cáncer hizo que esa visión cobrara aún más fuerza. Empecé a aplicar con más profundidad todo lo que sabía: alimentación más antioxidante, ejercicio, cuidado emocional y espiritual. Aprendí a frenar, a respetar mis tiempos, a no cargarme de más. Y, sobre todo, aprendí que el amor y la gratitud no son frases bonitas de Pinterest: son herramientas poderosas de sanación. 

7. ¿Qué mensaje le darías a alguien que está pasando por un cáncer ahora mismo? 

No hay una sola forma de pasar por esto. Cada uno lo vive como puede, y eso está bien. Si necesitas llorar, hazlo. Si necesitas silencio, pídelo. Si necesitas compañía, búscala. Pero sobre todo, no te castigues por cómo te sientes. No tienes que ser fuerte todo el tiempo. Y tampoco tienes que tener miedo a tener miedo. Yo aprendí que la clave está en no rendirse, en confiar un poquito más cada día, en dejarse ayudar por quien de verdad esté ahí, y en no olvidarte de ti. Ah, y muy importante: cuando todo pase —porque pasa—, no vuelvas a vivir como antes. Aprovecha para rediseñar tu vida con lo que aprendiste. Porque sí, el cáncer cambia muchas cosas, pero tú decides cómo sigue la historia.


Desde ONCONATUR, queremos darte las gracias, Vero, de todo corazón. Gracias por abrirnos tu mundo, por compartir lo más íntimo de tu proceso, por hablar con honestidad sobre el miedo, el silencio, el amor y la resiliencia. Gracias por regalarnos tu tiempo, tu historia y tu energía. Tu voz no solo ilumina a quienes están pasando por un proceso similar, sino que también da consuelo y guía a sus familias.

Tu testimonio es una semilla de esperanza. Y en este Día Internacional de los Supervivientes de Cáncer, celebramos tu vida, tu valentía y tu generosidad. Gracias por caminar a nuestro lado. Gracias por ser inspiración.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cáncer y envejecimiento: claves genéticas reveladas por los códigos de barras de ADN

El envejecimiento de la sangre y su relación directa con el desarrollo del cáncer ha sido objeto de creciente interés científico. Un recient...